Vivía sana. Murió joven. ¿y ahora qué hacemos?

Reflexiones sobre la muerte de la Locomotora Oliveras y lo que realmente significa vivir saludablemente.

Hoy 28 de julio de 2025, con tan sólo 47 años falleció Alejandra Locomotora Oliveras, campeona mundial de boxeo, referente de superación y una de las figuras más queridas del deporte argentino.

Murió joven. Murió activa. Murió fuerte.

Su muerte nos sacude, porque si alguien parecía intocable por la enfermedad, era ella.

Hace pocos días, mientras conversábamos al respecto de su ACV en una entrevista radial, me preguntan ¿De qué sirve vivir sano si igual te puede pasar esto?

Ser saludable no garantiza vivir 100 años

Esta es la parte difícil de aceptar: una vida saludable no garantiza que vivas mucho; solo garantiza que vivas mejor. La Locomotora se alimentaba bien, entrenaba más que nadie, inspiraba a miles. Sin embargo, la vida la sorprendió con un ACV isquémico.

Como un castillo de naipes, se nos vino abajo el mito de que “si hago todo bien, todo va a salir bien”.

El valor de la vida no está en su duración, sino en su propósito

En medicina integrativa, trabajamos con pacientes que quieren mejorar su salud. Muchas veces las personas acuden buscando una garantía: vivir tantos años, evitar tal enfermedad, bajar tantos kilos. La verdad incómoda es que a pesar que se puede mejorar la calidad de vida, no existen garantías absolutas.

Lo que sí existe, y lo que vimos en la Locomotora fue:

  • Vitalidad para entrenar, gritar, amar, reír y llorar.
  • Resiliencia para levantarse aún cuando nadie más cree en vos.
  • Coraje para vivir cada día con intención.

¿Podemos medir eso en años? No.
¿Vale más que una promesa de longevidad? Para mí, sí.

Lo que enseño a mis pacientes (y me repito a mí mismo)

En mi trabajo con personas que quieren cambiar hábitos, busco grabar la premisa que la salud no es un seguro de vida. Es una forma de vivir con intención y propósito.

No se trata de ganarle a la muerte. Se trata de que, cuando llegue, nos encuentre viviendo.

La Locomotora no era perfecta (quién lo es), pero era resiliente. Eso, más que cualquier biomarcador, es lo que me inspira a seguir trabajando por una medicina más humana, más real. Una medicina que no prometa eternidad, sino vitalidad, resiliencia y coraje.

Que tu salud no sea una fantasía, que sea un ring donde se pelea por lo que realmente importa.

Gracias, campeona.

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